martes, 24 de junio de 2014

Mundial atípico

Hablar de fútbol en República Dominicana es bastante curioso ya que este deporte es un gran desconocido entre sus habitantes. La gran influencia norteamericana hizo que se introdujera el béisbol en la isla a finales del siglo XIX de manera que pronto fue ganando en popularidad hasta hacerse el deporte más seguido del país. Esto hace que junto a Venezuela, Cuba y el resto de antillas, la República Dominicana sea de los pocos países latinos en los que el balompié no sólo no es practicado habitualmente, si no que además es un extraño.

Es curioso vivir un acontecimiento con la repercusión mediática que tiene un mundial del fútbol en un país en el que el deporte rey pasa desapercibido. Estamos acostumbrados al bombardeo de información que tiene un evento como éste que llama la atención la manera discreta con la que se vive en República Dominicana. No sólo no conocen los equipos o las normas, si no que además no les entretiene demasiado, cosa que sí que lo consigue un deporte tan pausado, complicado y cansino (al menos para mí) como es el béisbol.

Evidentemente esto está cambiando y se trabaja para ello. En los últimos años se han creado varias escuelas de fútbol para los más jóvenes bajo franquicias de los equipos de la élite de Europa, que han visto un nicho de mercado en un país en el que este deporte sólo puede crecer.

Aun así, bastó con ver en la televisión dominicana el España-Holanda para comprobar la poca tradición que existe en este deporte. Los comentarios, lejos de estar hechos por profesionales que saben del deporte, de los jugadores, los equipos o las estadísticas, parecían realizados por profesores para que los dominicanos aprendieran cómo se juega. Se pasaban jugadas enteras explicando algo que cualquier persona que viene de un país futbolísticamente nativo no recuerda cuándo lo aprendió, como por ejemplo el fuera de juego.

Pero lo peor de todo son las constantes cuñas publicitarias que aprovechan para meter durante la retransmisión como si fuera la radio, pero peor. Ejemplos:
  • Portugal acaba de robar esa pelota gracias a Coca-Cola, la bebida refrescante del mundial. 
  • Ese saque de banda ha sido por la cortesía de ron Brugal ¡porque Brugal is happening!
  • Ahora el pase al centro es gracias a Powerade. ¡La bebida elegida por la FIFA para Brasil 2014!
  • Casi mete gol Holanda, eso se lo debemos a la Universidad Nacional Pedro Henriquez Ureña. La Universidad de todos.
Lo dicho, infumable. Para colmo, las retransmisiones comienzan en su mayoría después de haber sonado los himnos y las cierran en el preciso instante en el que el árbitro pita sin dar un poco de cancha a los momentos posteriores al partido. Todo esto le roba toda la emoción al partido, por lo que optamos por enganchar con alguna radio española vía Internet, a pesar de los segundos de retraso. Era la única manera de aportar algo más de realismo e intensidad ante el descalabre de la roja. 

Otro error curioso era que el partido programado a continuación, del mismo grupo, enfrentaba a los equipos de Chile y Austria, según el menú de la televisión por cable dominicana. Ya sabéis  lo que dicen los souvenirs austriacos: there are no kangaroos in Austria... 

Pero para rematar esta sensación de "vacío legal" dominicano con el fútbol, se dio una situación inverosímil para ver el partido España-Chile, en el que nos jugábamos todo. Nos pilló de viaje, y decidimos parar en la carretera en algún sitio de camino en el que dábamos por hecho que podríamos disfrutarlo con calma. Salimos del coche ataviados con camisetas de la selección, banderas y demás merchandising patrio para animar a los campeones del mundo. Pues con todo esto, mi amigo Alejandro tuvo que pelearse un poco con la camarera porque en principio se negaba a ponernos el partido ya que a esa hora le ponían la telenovela de turno que no podía perderse. Al asegurarle que consumiríamos bastante, conseguimos hacerle entrar en razón y nos puso el fallido partido.

Para concluir, y que comprobéis un poco lo que digo, os dejo este simpático vídeo, en el que un reportero sale a las calles de Santo Domingo a preguntar a sus habitantes por sus opiniones sobre la final del mundial, por jugadores que no existen y por partidos no jugados. Queda en evidencia que no sólo no tienen ni idea de lo que hablan, sino que además prefieren seguir el rollo o inventarse algo antes de admitir su ignorancia en el tema. Está claro, ahora lo que manda es el fútbol y si es así, son los que más saben del tema. No tiene desperdicio.