martes, 1 de abril de 2014

Un país feliz

El pasado 20 de marzo tuvo lugar el Día Internacional de la Felicidad, establecido en esa fecha desde 2012 por la Asamblea de las Naciones Unidas. Ante una efeméride de tal calibre comencé a curiosear por Internet sobre qué se busca exactamente con esta celebración y cómo se calibra la felicidad.

Tras leer un artículo que hablaba de Iberoamérica como la zona más feliz del mundo según el Índice del Planeta Feliz, me entraron las dudas. Según este informe, elaborado cada tres años por el think tank  New Economics Foundation y en el que se tienen en cuenta parámetros como la esperanza de vida, la huella ecológica, la percepción propia de la felicidad o el Índice de Desarrollo Humano el Caribe es la región más feliz del mundo junto al sudeste asiático. Aún así no me cuadraba que con esos datos no apareciera Noruega, Suecia o Australia como los países que lideraran el ranking.

Seguí investigando y encontré otro informe, elaborado por la ONU en el que, efectivamente los primeros lugares estaban ocupados por Dinamarca, Noruega y Suiza.

¿Y qué es la felicidad? No pretendo hacer un estudio filosófico sobre el asunto, pero ante las informaciones aparecidas ese día yo me pregunto cómo se puede contabilizar algo tan inmaterial y subjetivo como es un sentimiento. Lo que para uno supone felicidad, para el otro será, probablemente, la mayor de las desgracias. Y a estos dos informes me remito, ya que teniendo en cuenta variables similares, llegan a conclusiones diferentes.

Uno de los parámetros tenido en cuenta por el primer estudio (y que creo que es el que marca la diferencia) es la propia percepción que tienen la población de su felicidad. Es evidente que el ritmo pausado, el clima veraniego o la falta de preocupación, hacen que gran parte de los caribeños en general y los dominicanos en particular se consideren a sí mismos como felices.  Un dato que corrobora esto es que los países de la zona tienen unas tasas de suicidio bastante bajas comparadas, por ejemplo, con los países nórdicos y del este de Europa.

Personalmente, encuentro varios motivos para esta percepción propia de personas felices en este país. Por un lado, la República Dominicana cuenta con un nivel medio de cultura bajo pero con las necesidades básicas cubiertas. Además, el tiempo de ocio es barato y accesible.El clima es bueno y normalmente apacible, lo que ayuda que se haga mucha vida en la calle (a excepción de la ciudad).

También poseen una fuerte identidad nacional completada por un orgullo patriótico elevado que les hace ser poco críticos con sus vergüenzas. La crítica pocas veces pasa de la conversación con amigos, ya que está asumido que es imposible cambiar nada ante un sistema corrupto y dominado por la oligarquía local de unas pocas familias y empresas. De esto son conscientes y les crea cierto complejo que hace que existan comportamientos de imitación de lo extranjero (sobre todo de Estados Unidos) con la idea falsa de que aquello es mejor.

Por último, la presencia de la fe es abrumadora y les sirve como solución a todos los problemas que les puedan aparecer, dejando su suerte a Dios.

En el día a día los dominicanos se muestran agradables y te encuentras con situaciones curiosas que te alegran la mañana, como la de una central de taxis a la que le pides un vehículo para ir al cine y se interesa por qué película vas a ver comentándote que le gustaría apuntarse. O las conversaciones improvisadas que se dan en los conchos entre completos desconocidos. O la sensación de que en cuando eres presentado a un grupo, se quedan todos con tu nombre en el momento (tengo la virtud de omitir el nombre en el preciso instante de la presentación) y que a partir de ese ahí saludan como si te conocieran de toda la vida. O lo rápido que te ofrecen su ayuda.

En definitiva, no sabría decir si son más o menos felices que otros países, pero lo que está claro es que aquí todo el mundo sonríe, te anima y te invita a ser feliz. Y que a pesar de haber pobreza y problemas, la gente le sonríe a la vida.

Sé que ha quedado una entrada un poco edulcorada y  y que aquí también hay situaciones y actitudes que distan de lo que he expuesto, como en todas partes. Pero es que hoy tengo así el día y me apetecía verlo de esta manera.




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